sábado, 31 de julio de 2010

La palmera de la Casa de la Palma

Si hace poco nos fijábamos en la chimenea que, en el dibujo de Alfred Guesdon (ca. 1860), delata a la fábrica de sombreros de Sánchez Peña en la Corredera, también merece la pena detenerse en otro detalle del mismo dibujo.

A medio camino entre la Corredera y la iglesia del Císter, en pleno centro de ciudad, nos encontramos una palmera de gran tamaño. ¿Es una licencia del artista o realmente se encontraba allí? La pregunta puede parecer una tontería, pero saber la respuesta nos daría un buen indicador de la fidelidad de la pintura.

Pues todo indica que la palmera era real. Y no sólo eso, sino que además era bastante conocida, hasta el punto de que daba nombre a la casa en la que se encontraba: la Casa de la Palma, propiedad de los Condes de Hornachuelos, con entrada principal por la actual calle María Cristina, entonces calle del Arco Real, que era un poco más larga que hoy: al no existir Claudio Marcelo, se prolongaba hasta la esquina de la cuesta de Luján.

Ramírez de Arellano nos dice, de una pequeña plazuela a la entrada de la casa, que antes se conocía por plazuela de la Casa de la Palma, porque aquélla tiene una desde muy antiguo sobre la muralla divisoria, lo que la hace aparecer con mucha mayor elevación de la grande que tiene, por divisarse desde casi toda la parte baja de la población. Pues ahí la tenemos.

Además, nos cuenta cómo en el patio de la casa ya había algunos capite
les de tamaño descomunal, que habían aparecido en las primeras excavaciones de lo que luego se conocería como templo romano.

Y de paso, señala que en el jardín donde se encontraba la palmera, a muchos metros de profundidad, nacía el agua de la Romana, una de los manatiales que surgen de la acusada pendiente que separa la Villa de la Ajerquía, y que abastecía una fuente junto al Arco Bajo de la Corredera, parte de la fuente de la plaza de las Cañas y otros establecimientos privados.

martes, 27 de julio de 2010

Leche de sirena en la Córdoba califal

De vez en cuando, la motivación llega en forma de caluroso apoyo de los amigos. El otro día, tinto en mano, el compañero malabaddon me recordó que, días atrás, me había pasado un enlace curioso, añadiendo que "ya no publicas entradas ni cuando te las dan hechas". Guardaré esa frase junto a las no menos queridas "maldita la hora en la que te enseñé la Piedra Escrita", "a veces pienso que el blog te lo escribe un negro" o "si son más de tres párrafos ni lo leo" que me han ido regalando en estos años.

El caso es que estaba malabaddon echando el rato ante la "Historia medieval del sexo y el erotismo" de Ana Martos, cuando encontró una referencia que no he podido localizar en ninguna fuente diferente a esa: el uso de leche de sirena en la corte del ilustrado Califa Alhakén II, a finales del siglo X.


Al parecer, este exótico producto cuya fuente real (una vez descartada la colaboración de las quimeras de mujer y pescadilla) es desconocida, provenía de una anciana, de existencia no menos cuestionable, que vivía en el golfo de Bengala, y que se lo proporcionaba a los mercaderes que llegaban del Mediterráneo.


La leche de sirena tenía dos propiedades a cuál más apetecibles: por un lado, permitía a aquél que la tomaba disfrutar de sueños eróticos con la mujer que quisiera. Por otro, le convertía en invisible, con lo que podía entrar a los harenes sin ser visto por los eunucos que vigilaban a las concubinas de palacio.


El hecho de que esa fuera la mejor utilidad que le vieran a un brebaje que vuelve invisible dice mucho a favor de la gente del siglo X. Quizás estaban menos obsesionados con la guerra de lo que a veces nos pensamos...

viernes, 23 de julio de 2010

Los viejos dioses en el Vial

Una noche cualquiera en el Vial, los cordobeses andurrean por el paseo del Colesterol. Las tardes algo menos calurosas invitan a salir a la calle.

Nadie repara en lo que ocurre sobre su cabeza, porque hace décadas que se olvidó el cielo dentro de las ciudades, y hace siglos que nadie atiende ya a los viejos dioses que regían los ciclos de la vida, el amor o la guerra.


Saturno, Marte y Venus, de izquierda/arriba a derecha/abajo, posan juntos sobre las avenidas de Córdoba, como desde hace unos días y hasta dentro de un par de semanas. El 12 de agosto, en plenas lágrimas de San Lorenzo, con la Luna creciente y nada más ponerse el sol, se dejarán ver junto a Mercurio, entre las constelaciones de Virgo y Leo.

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Las fotos son un poco improvisadas y con muchos reflejos, no sabía qué otras oportunidades tendría y había que aprovechar el momento. Y una recomendación: la mejor guía del cielo en el ordenador.

miércoles, 21 de julio de 2010

Remontando el arroyo de San Cayetano, y metiéndonos en el fango del arroyo del Colodro

Hace tiempo, Laurentino publicó en Puente Mayor una entrada que llevaba tiempo rumiando para este blog. En ella hablaba de los dos arroyos que confluían cerca de la Malmuerta, el del Matadero y otro que venía del norte, y explicaba cómo en la excavación de la parcela donde se construye actualmente el polideportivo de San Cayetano se había encontrado un posible paleocauce en dirección norte-sur, que podría estar relacionado con el arroyo de Santa Marina y San Lorenzo, el que corría por el interior de la Axerquía entrando por la plaza de la Lagunilla.

Sin embargo, ese dato era sólo la mitad de la entrada que tenía proyectada, y creo que es un buen momento para sacar a la luz (aunque es algo ya publicado), el resto de la información. Resulta que en otra excavación realizada más al norte, en la esquina de la calle Santa Rosa con la avenida de los Almogávares (antiguo cine Santa Rosa), aparecieron hace ya bastantes años una serie de estructuras que nos indican la existencia de un antiguo arroyo, tanto desde el punto de vista geológico ("la paleotopografía de la zona parece indicarnos la existencia del cauce de un arroyo procedente de la sierra y que dependiendo del régimen de lluvias se desbordaría ocasionalmente inundando las márgenes") como arqueológico, con obras de encauzamiento cuyo inicio fecha Eduardo Ruiz Nieto en época romana (incluyendo, al parecer, un puente). Otras estructuras relacionadas con este curso de agua se construirían en época musulmana.

La verdad es que me parece muy probable que fuera este arroyo, procedente de la zona de la Cuesta Negra, bien conocida por el compañero Laurentino, el que se dirigía hacia el sur penetrando en el barrio de Santa Marina. O mejor dicho, era el que se dirigía hacia el sur desde antes de existir la ciudad, y alrededor del cual surgieron los antiguos arrabales que conformarían los barrios de la Axerquía.


Y...


En cuanto al otro arroyo que confluía con el anterior, el que se puede ver al oeste en el plano de Laurentino, viniendo por una vaguada al otro lado de la vía del tren, me ha dejado bastante pensativo. Supongo que la línea azul que atraviesa el barrio del Matadero está tirada un poco al tun tún... yo la pondría un poco más al norte.


Concretamente en la actual avenida de los Molinos, donde en los años 70 se hundió un trozo de suelo durante la construcción de los nuevos bloques, y un coche cayó a una especie de galería abovedada que la gente identificó entonces con el "arroyo del Colodro". Bueno, el arroyo del Colodro, a estas alturas de la película, está tan trillado por la leyenda popular que podría estar en quince sitios diferentes, con lo cual lo mejor sería dejar de usar ese topónimo, en mi opinión. En este caso, y mirando el plano, bien podría ser que por Molinos Alta pase la canalización de ese antiguo arroyo del Matadero, camino de la Malmuerta y la Lagunilla.


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Ruiz, E. "IAU en calle Santa Rosa s/n esquina con avenida de los Almogávares (Córdoba)", Anuario Arqueológico de Andalucía 1997, III/Actividades de Urgencia, pp. 218-223.

sábado, 17 de julio de 2010

El siglo que se iba

Un poco como la nave espacial que se da la vuelta y toma una foto del mundo del que se aleja, el siglo XX tomó esta foto de Córdoba mientras emprendía su viaje hacia el pasado. Hace unos años ya, me la pasó el Doctor Mabuse, de la Calleja de las Flores, a quien se la pedí para tener más a mano este pequeño recuerdo de la infancia. La verdad es que el barrio que yo conocí aún no había nacido (estaban por construir la mayoría de los pisos de Noriega alrededor del chimeneón, no se había hecho el colegio "La Malmuerta"...), pero dado que recuerdo bien el Viaducto y algunos otros detalles, me considero parte de esta imagen.

Y como a cada uno le traerá sentimientos diferentes y, además, como se ha podido comprobar en el último mes, no ando muy inspirado últimamente, no digo más y os dejo la foto a la máxima calidad que Flickr me permite colgar.