viernes, 11 de enero de 2008

El Camino de las Almunias

En la Córdoba desbordante del siglo X, que se desparramaba por los bordes de lo imaginable sobre un plano, hubo dos focos de poder: uno era fruto del paso de los siglos y la tradición, el otro producto de la supremacía absoluta del Califato cordobés. El primero de ellos era el Alcázar andalusí, el palacio de los emires, en la esquina suroccidental de la Medina, entre la mezquita Aljama y la muralla.

El segundo era el Alcázar de la ciudad de al-Zahra’, Medina Azahara, durante siglos olvidada, caricaturizada por historias de califas enamorados y campos de almendros en flor que se debaten entre la leyenda y la realidad.


Entre ambos centros neurálgicos discurría un camino, construido probablemente ex profeso, pavimentado en su totalidad, que en poco tiempo se convirtió en la vía protocolaria de acceso a la nueva ciudad palatina de la falda de la sierra. Hoy lo conocemos como el Camino de las Almunias porque atravesaba, dando un gran rodeo hacia el sur, las grandes fincas de las afueras, pasando por una de las más importantes, al-Na’ura, que se situaba al poco de pasar la curva hacia el noroeste.


El Camino de las Almunias era recorrido por las embajadas que llegaban a visitar al Califa, ya procedieran del reino germano de Otón I, del Imperio Bizantino de Constantino VIII o de los reinos cristianos del norte, en cuyo caso, por regla general, su moral se veía tan aplastada por la opulencia del trayecto que estaban dispuestos a firmar cualquier tratado una vez llegados al Salón del Trono en Medina Azahara.


Los puentes construidos cruzaban cuatro arroyos desde la salida de Qurtuba, incluyendo el arroyo del Moro y Cantarranas. Tras pasar al-Na’ura, el trazado rectilíneo del camino y la orografía de la zona permitían al comerciante, al mensajero, al asombrado viajero contemplar, en la lejanía, entre crecientes arrabales, la ciudad escalonada a la que se accedía por la puerta sur, la de la Estatua o las Cúpulas que hoy buscan con afán los arqueólogos. Caminaba por calles rectas, amplias, en dirección al Alcázar, en la zona alta, donde se abría la Bab al-Sudda, la puerta que recibió el mismo nombre que aquella de la que salía el camino en el Alcázar emiral, y descansaba finalmente, si era tan afortunado de que se le permitiera, en los jardines de palacio, volviendo la vista atrás y contemplando el mar de casas que se extendía ante sus ojos.


Cuentan las crónicas que en el momento de máximo esplendor de Córdoba y Medina Azahara, los arrabales de ambas ciudades llegaron a tocarse, formando una sola urbe. Es la ciudad que fue, y no volvió a ser. El sueño de cualquier investigador, escondido bajo las parcelaciones de la carretera del aeropuerto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El anonimo de siempre:
Cerremos los ojos e imaginemos que al-Hakam II, nos ha instalado en el real del Fahs al-Suradiq, mas o menos en Rabanales, alli, estamos acampados, y que nos ha enviado por la mañana de un martes 19 de septiembre del 971, una delegacion para que atravesando Cordoba y una vez llegados a la puerta de la Azuda (Bab al-Sudda) del Alcazar de Cordoba, seamos recibidos por grandes personajes y por un nutrido contingente de tropas formadas en perfecto orden y vestimenta de cota de mallas, armados de punta en blanco, se nos agregan en perfecto orden para salir por fin por la Puerta de los Jardines (Bab al-Yinan) que esta al otro extremo de la explanada, por fin salimos a campo abierto por la Musara y nos hacen torcer por la cuesta, en cuyo alto esta la mezquita del Hayib ´Isa Ibn Ahmad Ibn Abi ´Abda, y luego pasamos por el arrabal de la mezquita de al-Shifa´, tambien pasamos por el arrabal de Hammam (o baño) de al-Ilbiri, yo creo que ya estamos mas o menos por la entrada de urgencias de Reina Sofia, y desde alli derechos a la almunia de Ibn ´Abd al-Aziz (puente de los Omeyas), donde nos hospedaran hasta que este preparado nuestro recibimiento en al-Zahra. Los personajes que habian ido a buscarnos, acamparon delante de la puerta de esta almunia, entre ellos Muhammad ibn Abi ´Amir (Almanzor), en pabellones que habian colocado en la explanada, el caid del ejercito de ese dia continuo el camino con las tropas que nos habian acompañado, hasta al-Zahra, que estaba a la vista de la almunia.
Todos los jovenes de Cordoba fueron convocados para inscribir su nombre y entregarles escudos y lanzas de los depositos de armas. y al dia siguiente se organizo el cortejo hasta al-Zahra quedando las tropas alineadas a lo largo del camino ( 16000 infantes) y mas de (200 jinetes) estos solo se formaron al final hasta la puerta de la Estatua, que es la mas meridional entre las puertas de Madinat al-Zahra. de lo que acontecio despues, solo os puedo decir que fue un sueño.